La hipersensibilidad dentinaria está causada por la exposición de la capa de dentina de la pieza dental. Por lo general, la dentina está protegida por las encías en torno a la raíz o el esmalte dental duro en la corona. La dentina tiene túbulos, o canales estrechos, que conducen a la pulpa dental, donde se encuentran las fibras nerviosas. Cuando los estímulos externos logran llegar a estos túbulos, pueden estimular las fibras nerviosas y se produce el dolor.
La principal causa de la exposición de la dentina es la retracción del tejido gingival. Cuando las encías se retraen, dejan expuesto el cuello dental en el que la dentina está protegida por una fina capa que se elimina con facilidad.
La pérdida de esmalte también puede ocasionar hipersensibilidad dentinaria cuando desaparece toda la capa de esmalte que protege la dentina debido a erosión o abrasión.
Muchos estímulos externos pueden desencadenar el dolor que ocasiona la hipersensibilidad dentinaria. Entre ellos destacan:
- Los alimentos y las bebidas calientes, fríos, azucarados o ácidos.
- El aire caliente.
- Los estímulos táctiles, como cepillarse o arañar la superficie de dentina expuesta.
La hipersensibilidad dentinaria es habitual, aunque no suele comunicarse al dentista, por lo que es difícil conocer con exactitud su incidencia. Sin embargo, los estudios estiman que esa prevalencia podría ser de hasta el 60 %. Si bien el riesgo de exposición de la dentina aumenta con la edad, la hipersensibilidad dentinaria es más común entre los 30-40 años.